a calzón quitado:

-tú me das, yo te doy-. Y entre beso y beso y botella de champán, llegamos a un acuerdo de cómo podría quedar el 9N (9/11, 11/9...) si entre ambos nos echamos una manita; y no nos olvidemos del memo de Felipe VI, que está metido en el ajo desde que su padre abdicara. 

Total, que Rajoy se ha vendio a Mas, y Mas se ha salido con la suya, a costa de demostrarnos que la judicatura solo sirve para sus fines maquiavélicos. Por tanto nos están demostrando que sus actos no sirven ni para papel de limpiarse el culo de cualquier español, y menos de aquellos que toda su vida han empleado su trabajo en pro de estos mamones europeistas; porque lo que decirse españoles: no lo son. Todo, menos españoles. Y como saben que los borregos ciudadanos se están despertando de sus abduciones extraterrestres, están pagando doble a los escoltas para que se jueguen la vida por ellos. Así, Cospedal -que tiene menos mente que un piojo- está comprando la voluntad de los agentes porque no tiene muy seguro que alguien del pueblo la emplee como diana de sus actos y dires. Y qué decir del grupo o miembros de la gloriosa, que aglutina a Marta Silva Lapuerta, el subsecretario de Presidencia, Renovales, varios otros subsecretarios, el propio marido de Sáenz de Santamaría.
 Todos bien colocados
Se denominan a sí mismos como ‘los miembros de la gloriosa’, haciendo referencia, nada modesta, pero muy real, a lo bien que se han colocado todos ellos. Tan bien, dentro del gobierno y fuera, en puestos clave de las grandes empresas, que muchos les ven como una especie de ‘gobierno en la sombra’ que pivota en torno a alguien unos pocos años más jóvenes que ellos, pero que comparte su ‘gen clave’, ser abogada del estado, y que está ‘emparentada’ con esta generación, como apuntamos, por matrimonio: Soraya Sáenz de Santamaría (casada con el abogado del estado, miembro del clan, Iván de la Rosa.
Sectas, clanes y grupos de poder, en contra de la clase social baja. Esa clase que están intentando que no levante cabeza; sino más bien  oprimirla hasta el extremo de destruirla. ¿Dónde queda la Iglesia de Francisco, esa de los buenos actos y pensamientos? Pues dentro de otro grupo de poder más grande que absorbe a estos más pequeños. Todos están y son trabajadores al servicio de la Iglesia. Y el que no quiera verlo, es que es más tonto de lo normal.