que no entro en el blog..., que hasta le ha costado reconocerme.
Espero que todos los amigos que se han tenido que refugiar en sus casas..., se encuentren en perfecto estado de revista y llenos de ánimo para afrontar los tiempos chungos que nos quedan por vivir.
La situación política está removida y con las armas en la mano...; y tirando dinero a espuertas que tendremos que devolver en dos o tres milenios. Es más, el coronavirus nos ha infectado por dentro y por fuera de nuestros debilitados cuerpos y, -aún-, nos vienen diciendo que no debemos lanzar las campanas al vuelo porque puede removerse el virus resurgiendo de sus cenizas.
Nunca he visto una pandemia en los 66 años que tengo. He visto morir niños y mayores, por una gripe normal, y a la que siempre se le daba un calificativo de ponzoña no oída, con el agravante de fallecimiento. Eran otros tiempos y los galenos hacían lo que podían. Pero... amigos... hoy no podemos decir lo mismo a una sociedad que esta harta de que la manipulen y la hagan comulgar con rueda de molino. No. Estamos cansados de ver gente que se dice médico y no saber qué divulgar al vulgo en una epidemia o pandemia. La sensación que han dado los políticos en estos meses de confinamiento ha sido de lo más retrógrado en mentes que se dicen intelectuales o, como en estos casos, diplomados. Me da que los miniestros que representantan al pueblo español están fuera de Sí, y de toda duda razonable. El caso es que entre todos la mataron y ella sola se murió. ¡Me jode tanto que hayan pasado de los mayores!, que se puede considerar delito el pasotismo con los contagiados, los muertos y los sanitarios. Espero que el pueblo sepa dar una lección y escarmiento a quienes les ha escupido en su cara y han dejado de la mano de Dios. Ahora todo el siniestro elenco de politiquillos se tiran los trastos los unos a los otros, como el que se sacude el polvo de la chaqueta. No tienen vergüenza ni empatía con el pueblo que les ha elevado a la posición de Alguien, cuando venían de rascarse la lepra en formato de caspa.
¡Qué asco!
Nunca he visto una pandemia en los 66 años que tengo. He visto morir niños y mayores, por una gripe normal, y a la que siempre se le daba un calificativo de ponzoña no oída, con el agravante de fallecimiento. Eran otros tiempos y los galenos hacían lo que podían. Pero... amigos... hoy no podemos decir lo mismo a una sociedad que esta harta de que la manipulen y la hagan comulgar con rueda de molino. No. Estamos cansados de ver gente que se dice médico y no saber qué divulgar al vulgo en una epidemia o pandemia. La sensación que han dado los políticos en estos meses de confinamiento ha sido de lo más retrógrado en mentes que se dicen intelectuales o, como en estos casos, diplomados. Me da que los miniestros que representantan al pueblo español están fuera de Sí, y de toda duda razonable. El caso es que entre todos la mataron y ella sola se murió. ¡Me jode tanto que hayan pasado de los mayores!, que se puede considerar delito el pasotismo con los contagiados, los muertos y los sanitarios. Espero que el pueblo sepa dar una lección y escarmiento a quienes les ha escupido en su cara y han dejado de la mano de Dios. Ahora todo el siniestro elenco de politiquillos se tiran los trastos los unos a los otros, como el que se sacude el polvo de la chaqueta. No tienen vergüenza ni empatía con el pueblo que les ha elevado a la posición de Alguien, cuando venían de rascarse la lepra en formato de caspa.
¡Qué asco!
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