y los polìticos, al fraude más palpitante y cruel de la guerra por el beneficio bancario, político y psicológico.


Esto es sin duda lo que pretenden veamos y nos concienciemos de lo malos que son todos aquellos países que están fuera de las normas establecidas por la ONU, la OTAN, o por finalizar, Estados Unidos. Culpables tangibles de todos los asesinatos cometidos contra la humanidad. No olvidemos que Estados Unidos está a favor de Israel, pero también está armando a las guerrillas que van contra cualquier gobierno que los americanos quieran derrocar. Afinemos bien nuestra puntería y no desviemos la mira del punto de la diana adecuado. No nos dejemos influenciar por las imágenes que nos ponen ante los ojos, con el fino propósito de desviarnos la atención a otras dianas. Israel, Palestina, Siria, Egipto... no hacen más, que cumplir las normas impuestas por los americanos para que se sigan matando en pro de Alá. Que al parecer debe ser socio de Estados Unidos en las matanzas con armas, como lo es el dios del Vaticano, por lo mismo. Ambos dioses deben estar recogiendo el fruto del sacrificio humano que con tanto ainco y beatitud se lo ofrencen los sacerdotes paganos del Templo de Salomón. Que debemos saber era un hechicero y tenía contactos con espíritus del bajo astral; de quienes se servía para poseer riquezas materiales. Total, lo mismo que quieren conseguir con las guerras: riquezas materiales de gas y crudo. Penoso.
Porque
Felipe González fue “ideado”, formado y “consagrado” por la
Internacional Socialista, las élites y también de la CIA (tal y como
documenta y muy bien Alfredo Grimaldo Feito en su libro “La CIA en
España” y más concretamente el capítulo titulado “La CIA y la
refundación de PSOE” y que confirma Justo de la Cueva, miembro de la
comisión mista re reunificación del PSOE madrileño en 1977), “su” PSOE
rechazó integrarse en la llamada “Junta Democrática”, plataforma de
oposición al franquismo y partidaria de la “ruptura”, creada en París en
1974 y que, constituida a iniciativa de Antonio García Trevijano y
auspiciada por el Partido Comunista de España, aglutinó a la práctica
totalidad del izquierdismo español, salvo al PSOE y a la UGT, la CNT y
los grupúsculos de la extrema izquierda más radical.
Con
todas las premisas cumplidas, salvo el ideológico “no” a la
incorporación de España a la OTAN que sirvió al PSOE para “atrapar” a
ingenuos, sólo le quedaba a Felipe González, ya como presidente
del gobierno, montar un último numerito de prestidigitación
marketiniana, representado por la convocatoria de un referéndum popular
para que fuese el pueblo quién decidiese la adhesión o no de España a la
OTAN el 12 de marzo de 1986, cuyo resultado favorable a las tesis
gubernamentales constituye uno de los pucherazos más vergonzosos de los
que se tenga constancia en la casi infinita concatenación de farsas
electorales convocadas en Europa en este último medio siglo y que sirvió
para que Felipe González “ganase” una consulta amañada e inundada de
sospechas y de irregularidades, hecha a la imagen y semejanza de un
psicópata sin escrúpulos como él y como los “dirigentes” “socio listos”
impuestos por el corporativismo imperante.
Pocos meses
después de que el PSOE “participase” pasivamente del patético numerito
del autogolpe del 23 de Febrero de 1981, donde presuntamente el nombre
de Felipe González aparecía en un papel manuscrito que jamás pudo ser
recuperado (ver el artículo “23 F, el golpe de estado que no fue”
publicado en este mismo blog), según el cual iba a ser vicepresidente
del “gobierno provisional” de concentración que el general Armada tenía
diseñado una vez hubiera triunfado el golpe, claro está si no hubiera
sido porque al Rey franquista, que jamás ha jurado ni prometido la
Constitución de 1978, no se le hubiesen torcido los planes con la
“metedura de pata” del tristemente célebre títere Tejero, operación que
sirvió, por si todavía quedasen dudas, terminar para siempre con
cualquier posibilidad de reactivación del Partido Comunista de España y
el “barrido” definitivo del mapa de los escasos reductos izquierdistas
extra parlamentarios.
Todo esto son los retorcidos vericuetos en los que las políticas sen ven involucradas cuando hay alguien que las maneja.
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