Porque
Felipe González fue “ideado”, formado y “consagrado” por la
Internacional Socialista, las élites y también de la CIA (tal y como
documenta y muy bien Alfredo Grimaldo Feito en su libro “La CIA en
España” y más concretamente el capítulo titulado “La CIA y la
refundación de PSOE” y que confirma Justo de la Cueva, miembro de la
comisión mista re reunificación del PSOE madrileño en 1977), “su” PSOE
rechazó integrarse en la llamada “Junta Democrática”, plataforma de
oposición al franquismo y partidaria de la “ruptura”, creada en París en
1974 y que, constituida a iniciativa de Antonio García Trevijano y
auspiciada por el Partido Comunista de España, aglutinó a la práctica
totalidad del izquierdismo español, salvo al PSOE y a la UGT, la CNT y
los grupúsculos de la extrema izquierda más radical.Con todas las premisas cumplidas, salvo el ideológico “no” a la incorporación de España a la OTAN que sirvió al PSOE para “atrapar” a ingenuos, sólo le quedaba a Felipe González, ya como presidente del gobierno, montar un último numerito de prestidigitación marketiniana, representado por la convocatoria de un referéndum popular para que fuese el pueblo quién decidiese la adhesión o no de España a la OTAN el 12 de marzo de 1986, cuyo resultado favorable a las tesis gubernamentales constituye uno de los pucherazos más vergonzosos de los que se tenga constancia en la casi infinita concatenación de farsas electorales convocadas en Europa en este último medio siglo y que sirvió para que Felipe González “ganase” una consulta amañada e inundada de sospechas y de irregularidades, hecha a la imagen y semejanza de un psicópata sin escrúpulos como él y como los “dirigentes” “socio listos” impuestos por el corporativismo imperante.
Pocos meses después de que el PSOE “participase” pasivamente del patético numerito del autogolpe del 23 de Febrero de 1981, donde presuntamente el nombre de Felipe González aparecía en un papel manuscrito que jamás pudo ser recuperado (ver el artículo “23 F, el golpe de estado que no fue” publicado en este mismo blog), según el cual iba a ser vicepresidente del “gobierno provisional” de concentración que el general Armada tenía diseñado una vez hubiera triunfado el golpe, claro está si no hubiera sido porque al Rey franquista, que jamás ha jurado ni prometido la Constitución de 1978, no se le hubiesen torcido los planes con la “metedura de pata” del tristemente célebre títere Tejero, operación que sirvió, por si todavía quedasen dudas, terminar para siempre con cualquier posibilidad de reactivación del Partido Comunista de España y el “barrido” definitivo del mapa de los escasos reductos izquierdistas extra parlamentarios.
Todo esto son los retorcidos vericuetos en los que las políticas sen ven involucradas cuando hay alguien que las maneja.
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