
Bonitas apariciones de quienes, con el paso del tiempo, los españoles han dejado de tenerles en mente hasta el punto de perder hasta el poso. Y mejor así porque es cancerígeno para las neuronas cerebrales recordar sus andanzas por territorio español.
Este señor ha sido uno de los primeros en estar bajo el poder de las altas instancias norteamericanas y de cuyos compromisos estamos donde estamos. Ni que decir tiene, que la ciudadanía tiene un buen porcentaje de culpabilidad al rendir pleitesía a quien sirvio. De ahí el refrán: No sirvas a quien sirvió.
Y de aquellos polvos estos lodos, frase tan peculiar en boca de los peperos, como queriendo quitarse el polvo del camino que tanto ha manchado sus trajes de cachemir.
¡Qué díscolos mamporreros, aprendices de brujos de la dinastía Skull and Bones!
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