Ahora bien, no todo está perdido, ya los americanos en general, y rusos: en particular, están tomando cartas en el asunto investigando cómo mandar artillería pesada contra el gigante volador para desviarlo antes de que él nos destruya a nosotros; también han pensado, porque para eso son rusos y americanos, pinchar en su lomo un artilugio (radio baliza) que nos desvele la elíptica que sigue, y tal vez poderlo desplazar por mandato eléctrico para que les caiga a otros: ojos que no ven, corazón que no siente.
De todas formas y a tenor de los vídeos que circulan, es muy posible que todos los residuos que depositamos en la estratosfera, más los ovni: que pululan sin cesar y a cientos, el día menos pensado empiezan a caer a tierra unos por propia atracción y los otros por averías que no va a haber paraguas para todos que aguanten tamaña lluvia, ni mecánicos previstos para reparar semejantes máquinas voladoras. Al menos el taller de mi barrio no tiene elevadores para esos desconocidos platos.
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