Feijóo vuelve a hacerle caso a la psoe para alejarse de Vox con el propósito de lanzarle el sedal para que Sánchez pueda voquear fuera de la cloaca en la que se ha metido de corrupción política y familiar.
Creo que a Vox le interesa estar lejos de la familia PP porque le resta puntos, votos, cara a un votante joven y que entra con ganas de vivir en una España sin vagos ni maleantes. Sin violencia callejera en sus calles contra todo lo que se mueve y sea español. Estamos en un momento en el que la inseguridad social canaliza hacia una sociedad completamente distinta a la tenida hasta este momento. Si yendo contra la inmigración racial es volver a los cauces de nuestra sociedad en paz y bienestar no hay más palabras para empezar a mover los hilos y empujar a todos estos desarrapados camino de sus países. Que Yoli ponga de ejemplo a los españoles que están repartidos por el mundo no tiene nombre. Este personaje de telenovela, con papeles ajustados, no tiene ni puta idea de aquellos españoles por el mundo y su comportamiento exquisito y ejemplar. De españoles con cuchillos por las calles, rompiendo mobiliario urbano y robando a los ancianos no te encontrarás en ninguna parte donde hayamos salido a trabajar. Y, digo, a trabajar. No a perder el tiempo como lo están perdiendo los inmigrantes en nuestro país. Esos a los que les infunden buenos propósito de pagar las pensiones a posibles pensionistas de futuro. ¡Ja!
Pues esa es la emigración que nos ha presentado el gobierno español de los muchos recibidos y ninguno con contratos. Porque no hay trabajo, señores. El gobiernos nos quiere hacer creer que vienen los inmigrantes porque hay mucho trabajo. ¿Será por eso por lo que les conceden pagas nada más llegar y un hotelito para morar? ¿A qué español el gobierno le concede rebaja de impuestos como ayuda familiar..., mientras al Imán islamista le busca casa y paga? A nadie.
Espero que los españoles estemos al arbitrio de la casta política y pongamos punto y final a sus desmanes, mentiras y chulerias varias. A Yoli se le está subiendo el puntito sindical y desmadrea como si estuviera en sus cabales. Luego, claro, se enfrenta a gente con dos dedos de frente y la dejan siempre, con las bragas en la mano. Las friegas verbales la modelan el rostro hasta descomponérselo. Y, claro, entra en paro cardíaco y el cerebro se le contrae por sequía sanguínea. Momento en que empieza a largar sinsentidos y a engrosar la lista de chorradas gordas. ¡Es lo que hay!