dos imágenes separadas; dos momentos distintos; los cuadros nos lo dicen todo. Todos y todas al servicio de la oscuridad. La Iglesia a la cabeza de los grandes empresarios y dignatarios del mundo, al servicio de una entidad, no humana, que les maneja y condiciona a su servicio. Por esta alma descarnada son capaces -y lo hacen- de matar a seres humanos para ofrecerle su sangre. Estos vampiros de tres al cuarto, son y lo han sido siempre, una lacra de la humanidad; y la humanidad vampirizada acude a su llamado alargando el cuello al que van a morder.
Aquí tenemos a Obama, cuya cara nos recuerda a Christopher Lee cuando hacía de vampiro en las películas de Hollywood. Aquellas películas que siempre creímos eran mentira, y se recreaban en enseñarnos lo que hacían cada vez que se reunen en esos grandes eventos del Club Bilderberg. Las mismas sesiones espíritas que hacen en las catacumbas del Vaticano cada vez que van a realizar algún evento de la categoría del futbol o Cónclaves. Toda vez que se reunen, forman la Logia Masónia Demoníaca y derraman sangre de alguna niña o niño que alguie roba para ellos. Y después de hacer con ellos cuantos actos sexuales se les ocurre, no tienen más remedio que aniquilar pruebas y desacerse de ellas.
¡Que hijos de la gran puta!
¡Qué atajo de mamarrachos, puteros, descerebrados y cabrones, pululan por nuestras calles y se hacen llamar la élite: porque adoran al mal! Por mi parte, todo para vosotros.
Aquí tenemos la representación del señor de todos estos zánganos, en cuyos opuestos están señaladas las lunas, también representadas en el balón del mundial de Brasil. Este mundial apadrinado por Lucifer, como las fallas de Valencia, o el funeral de Mandela.
¡Pero que memos...!
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