¡Qué bonito cuando las cosas las lleva una plebeya! Porque ésta sabe estar y sabe como servir. Lo que les convenía a sus majestades. No así le convenía al Rey que estaba más empeñado en participar de los amoríos extra, que los de casa, y que tuvo que pararla los pies porque se los pisaba al principito cuando salía a comunicar. Tan es así, que el Rey la dijo: ya sabemos que eres la más inteligente de la familia, pero deja hablar a los demás. Primer y principal resbalón de la mona, en jardín privado.
De verdad que no sabéis cuánta emoción me embarga cuando la veo tan joven y bella en los medios de difusión, y siempre pienso lo que le debe costar al Benito darle el gotelé y estirarla la piel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario