Ante tamaños episodios de desprecio a los ciudadanos, por parte de sus dirigentes, en cualquier parte del planeta, no cabe sino devolverles su insulto en las mismas condicones.
La gente debe mentalizarse a que no ha nacido para estar sometido a los poderes fácticos de sus gobernantes, sino que éstos, están sujetos a los dictados de la población. Si no rompemos las barreras de sus desordenados modos de gobernar, nuestros hijos serán, el día de mañana, máquina en manos de terroristas de estado.
Hay que luchar (Gandi contra los ingleses) pero sin armas, porque es la vía que ellos quieren para ejercitar su armamento contra la población poniendo de excusa la violencia de la masa.
¡Ya nada será igual! Algún día, en algún recóndito lugar del mundo, alguien buscará la calidez de una madre abrazando a su hijo bajo una bóveda de cielo azul, plagado de estrellas, y no lo encontrará. En vez de potenciar lo que hemos tenido hasta ahora, lo estamos empaquetando en baúles que nunca más se abrirán. Este será el tesoro, a encontrar, en los futuros libros de aventuras.
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