en casa de Paula y Manuel, los amigos del Macarrón Solidario. Todo un lujo y una experiencia de solidaridad y amistad que te embarga estando en su presencia. Aunque rezuman energía vital, dejan percibir una mueca de acritud ante el destino desgarrador que perciben a su alrededor, al contemplar como cada día se suman más a este plato solidario.
No obstante han y lo están cumpliendo los sueños por un mundo mejor y en paz desde el interior.
Estoy con ellos en que consigan ese mundo de poder solidario y que les culmine en el estrellato del ideal cumplido.
Yo pasé un rato muy agradable en su compañía y la de aquellos con quienes compartimos los macarrones y un sorbo de vino tinto.
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