
Esta mañana entré en una inmobiliaria a preguntar el precio de las plazas de garaje por la zona donde vivo. Interiorizados en una conversación de tasación de los valores actuales de las manzanas próximas, ha salido a colación la transfiguración bestial que ha sufrido nuestro comercio por la influencia de tiendas de chinos, paquistaníes, africanos, sudamericanos, etc. La apertura de llegada a nuestras calles de tantos emigrantes en condiciones desiguales a los españoles, ha terminado con las tiendas regentadas por autóctonos. Mientras que los españoles tenían y tienen que pagar módulos de todo tipo, los extranjeros están exentos de pagar cualquier tipo de impuestos. De ello que cuando llegado el tiempo de los cinco años de tener que desembolsar dichos impuestos o módulos cambian de propietario, también de tienda, y vuelta a empezar. Las cantidades de euros que salen por el aeropuerto, sumándole lo que sale por el puerto, más lo que envían todos los representante a sus respectivas familias de los países nombrados, es enorme. De ello se desprende que la primera potencia mundial sea China y sus colonizadores chinos por todos los cuatro continentes restantes del planeta. Se está haciendo con la moneda de Europa, de igual manera que se ha hecho con la moneda de Estados Unidos.
Hoy por hoy, no hay potencia mundial que pueda toser a China y sus chinos. Convirtiendo los países desarrollados en potencias desquiciadas y desestabilizadas, al haberse dado cuenta, tarde, que meter un chino en casa es tenerle toda la vida sustrayendo y empobreciendo la economía de los países donde se cobijan. No hay más que verles trabajando constantemente; hacinados en casas pateras con veinte, treinta individuos durmiendo en el suelo, cuando no están descansando sobre las máquinas de producción porque su misión patriótica es producir, producir y enriquecer al país de origen.
El gasto que los chinos hacen fuera de China es mínimo. Todo lo producen ellos y se abastecen de lo que traen. Es un círculo bien montado. Fabrican en China, que a su vez mandan a todos los puertos mundiales, donde las mafias recogen el cargamento y lo distribuye a todas las tiendas que tienen repartidas a granel y, convertidas en dinero, retorna al punto de partida. No consumen nada del país elegido.
El triángulo Rusia-China-Irán (crudos, gases, tejidos, drogas), tiene acojonado a más de un estado-unidense al darse cuenta que dependen más de los chinos de lo que suponían. Los países asiáticos y sus costumbres de austeridad, no han hecho más que potenciar la avaricia de los empresarios por empobrecer los sueldos de sus empleados y enriquecerse más de lo que lo están haciendo. Quieren imitar a los chinos en cuanto al sueldo miserable y carestía de propiedad.
Ayer ya lo decía un gilipollas del fútbol: "a los trabajadores habría que bajarles el sueldo y aumentarles la producción". ¡Esto sale de la boca de uno que se enriquece del duro trabajo del fútbol!
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