sábado, 5 de diciembre de 2009


de este pan inocente es de lo que se nutre el dios posicionado a la derecha. esta es la despensa con la que debemos terminar de una vez por todas sobre la faz de la tierra. nuestra energía de dolor es su manjar preferido y se lo damos sin rencor ni odio. tal vez esa sea nuestra peor baza. no jugamos bien las cartas con este enjendro de las bajas pasiones. no, este ser no es como nos lo quieren hacer ver. este ser tiene un rostro afable, sencillo, amable, y sabe jugar con la gente de forma sutil a la hora de hacerla sufrir. sólo hace falta mirar la cara de esos niños que padeciendo el vacío asistencial, existencial, y hambre, guardan con candidez la pasión del turno que le rebaja a ser un ser dependiente diario de una mano que desee ser generoso con él. estas son las dos caras de la moneda que representamos en este teatro: los de la izquierda y el de la derecha. unos servimos al dios de la miseria y otros al santurrón de la derecha. debe de haber una forma de romper el contrato con ambos dioses, porque ambos se benefician del néctar energético que envuelve el cuerpo psíquico, el cuerpo humano. no más dioses físicos o astrales. ¡no apacentéis mi alma porque el espíritu se duerme!

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